"LOVE ACTUALLY", LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA

Todos estamos cansados de las típicas comedias románticas americanas que nos sacan alguna sonrisilla durante la película pero que finalmente te dejan tan vacío como sus guiones.

Todos estábamos cansados hasta que llega "Love Actually", una película situada correctamente tanto espacial como temporalmente. ¿Quién no opina que la navidad es la época del año en la que más amor se reparte? ¿Alguien diría que el aeropuerto no es el mejor sitio que han podido escoger para confluir muchos de los momentos de las historias relatadas? Es posible pensar que un espacio tan fácil y una época del año tan 'pastelosa' pueden hacer de "Love Actually" una película que deja demasiado azúcar glass entre los dientes del espectador.

Es normal pensar esto. Pero cuando se ve la película por primera vez, uno se da cuenta de que es divertida, romántica y con una estructuración narrativa fluida y conectada.

Que la película narre diferentes historias de amor, las cuales están conectadas entre sí de una manera creíble, hace que el amor se vea desde tantos puntos de vista que el espectador puede sentir todos y cada uno de los sentimientos fílmicos puestos en la pantalla a través de sus personajes.

No hay que dejar a un lado el casting de "Love Actually", que cuenta con un Hugh Grant irreconocible (natural y expresivo a medida). El 'momento-baile' en la mansión del primer ministro británico es un regalo que nos hace Richard Curtis y que hoy quiero compartir con vosotros.

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